Voulez-vous un peu de sucre ? — ¡Ni se te ocurra!
Bien, hagamos una pausa aquí porque hay algo que debemos discutir seriamente: ¿Azúcar en tu café? ¿En serio? Vamos, necesitamos hablar. Aquí está – de una manera irónica y con una pizca de sarcasmo.


Añadir azúcar al café es un poco como decirle a Leonardo da Vinci que su Mona Lisa necesita un poco más de pintura. Es como ir a París y pedir pizza en vez de croissants. Vamos, el café de especialidad es una obra de arte, y añadirle azúcar es tapar todo el esfuerzo que fue hacerte esa bebida.
¿Por qué no hay un poco de respeto al proceso meticuloso que llevó a cabo el caficultor, el tostador, y el barista?
Añadir azúcar no es un placer culpable, es solo culpable. Los sabores complejos, las notas de frutas y chocolate, las sutiles pistas florales… todo ello desaparece bajo una montaña de dulzura.
Entonces, ¿te gusta tirarle azúcar a tu café?
Bien, también debes disfrutar cubrir un steak de Wagyu con kétchup. Cierto, ¿verdad? No lo creo. Entonces, por favor, saborea tu café como debe ser.